En primer lugar quiero felicitar a Lewis Hamilton por su tercer título mundial. El piloto británico ha sabido pilotar el avión Mercedes infinitamente mejor que su compañero, Nico Rosberg, y, sobre todo, lo ha pilotado con mucha más consistencia que el alemán a lo largo de toda la temporada.
Teniendo en cuenta que el título era un mano a mano entre los dos pilotos de Mercedes, algo que quedó claro en la primera carrera de Australia, Hamilton es, sin lugar a dudas, el merecido campeón.
Rosberg, lógicamente, no se mostró demasiado entusiasmado con el título de Hamilton en Austin. Y más teniendo en cuenta que un error suyo (otro más) fue el que propició que Lewis no tenga que esperar a México para asegurar el campeonato.
El descontento de Nico quedó patente antes de la ceremonia del podio en Texas. Hamilton le lanzó la gorra que habitualmente lucen los pilotos al subir al podio, pero Rosberg se la devolvió con cara de pocos amigos. Aquí se puede ver la secuencia completa:
Más allá del título de Hamilton, la carrera de Austin también nos permitió vislumbrar brotes verdes en el equipo McLaren. Jenson Button cruzó la meta en séptima posición (fue sexto por la penalización a Sainz) y Fernando Alonso llegó a rodar en quinta posición con el motor Honda mejorado.
Aunque es cierto que Fernando terminó undécimo al sufrir un problema eléctrico en las últimas vueltas, el rendimiento del asturiano fue esperanzador. No es fácil llegar a rodar quinto después de haber sufrido un pinchazo en la salida y de haber sido doblado.
Honda todavía tiene que mejorar la fiabilidad, pero en Austin dio un paso adelante importante en cuanto a rendimiento.
PD. La carrera de Alonso, por cierto, fue para enmarcar.